Las dos caras de la moneda

Hola a tod@s:
He de empezar el post de hoy comentándoles que, por cosas de la vida, el jueves podía ser mi último día de trabajo en mi Despacho, pero la persona que estaba aspirando en primer lugar el mismo miércoles pasó una carta manifestando que declinaba, dejándole así el paso a mi amiga Laura para llegar, sin ningun problema, a ser mi reemplazo. Pero ello no será ni hoy ni mañana: respetando los términos de ley, podré terminar este mes laborando en mi Despacho, y Dios mediante, saliendo de él ya sabiendo si voy a ir definitivamente a aquel otro Despacho por el que opté. Ello me ha dado un segundo aire, que me sirve para saber, con tranquilidad, que tendré el tiempo para dejar totalmente saneada mi labor, apoyar a mi jefe para que las estadísticas no decaigan tanto ahora que ya me iré. Y mientras en otros Despachos ya se han ido posesionando mis homólogos de cargo, al menos en lo que a nómina respecta, yo recibiré la mía completa, aun sin ser la titular de este cargo.

De todas maneras, ello no ha sido óbice para tener uno que otro disgustillo suelto por ahi. Aclaro, no ha sido ni con mis chicos ni con mi jefe, ni con mi señora madre- que ya es un logro-. A veces me han cuestionado ciertas opiniones mías de manera respetuosa, pero en otras francamente han apelado a la grosería. No voy a entrar en mayores detalles sobre el particular, porque no quiero hacer mas sangres de ello. Puedo ser una mujer muy tolerante en algunas cosas, pero hay otras zonas en las que no cedo, porque sería renunciar a mis principios, que profesionalmente tanto me han costado. Ustedes dirán: Pero, Wendy, guapa, ¿tu de qué vas, quien ha sido el responsable de ese cabreo?. Por ahora no lo voy a decir, pero pronto os daré la respuesta a todos los interrogantes. De momento, yo me entiendo...solo me desahogo un poco. Igual, en breve alguien tomará mi lugar, laboralmente hablando, y ya no es hora de hacer mal ambiente con respecto al reparto de expedientes ni con los superiores jerárquicos de mi Despacho. Sobre todo, se lo debo al estado de buena esperanza que acompañará a mi reemplazo, no quiero que reciba ese disgusto.

Es ahi donde veo cuan necesario será que efectivamente pueda dejar mi cargo, descansar unos días y luego retomar un nuevo empleo. Saberse desconectar es importante. Si no, miradme cómo fue mi proceso de un año atrás...ah, por cierto, a mi ex-jefe, las cosas últimamente le están yendo como a perros en misa, tanto en lo laboral como en lo doméstico. Dicen que existe una ley de compensación en la vida, y creo que ya poco a poco le está llegando el turno de responder por tantas putadas que ha cometido no solo en mi contra, sino tambien en contra de empleados y usuarios.

Bueno, dejemos un poco de lado mis asuntos laborales, y centrémonos en lo eurovisivo. Aunque en el post anterior el único que arriesgó a adivinar qué pais invitaría a mis líneas fue Nikos, lastimosamente, todo hay que decirlo, no acertó. Lo siento, Nikos, a Italia la tengo reservada para una buena noticia que espero llegue pronto, pero estoy segura que este tema será tambien de vuestros afectos: Por hoy quiero compartir el tema que Portugal, en la voz de Adelaide Ferreira, defendió, aunque sin mucho éxito, en Gotemburgo/85. Un festival de dosis industriales de laca, hombreras portaaviones, y donde las baladas fueron duramente ignoradas en los votos, como le ocurrió a Penso em ti, eu sei, dejando a los portugueses en penúltimo lugar. A veces cara, a veces cruz, la moenda ha sido así para Adelaide, quien un año atrás había alcanzado para su pais un segundo lugar en el extinto Festival de la OTI, la mejor en la trayectoria de los portugueses, quienes, a pesar de lo duramente ignorados que han sido año si y año tambien, siguen ahi, haciéndome pensar en un atardecer en Lisboa- a la que aun no he tenido la oportunidad de conocer-, mientras, en esta caótica Cartagena, llueve... Nos vemos este domingo.




Besos a tod@s
Wendy