Hola a tod@s:
Erase una vez una convocatoria literaria que nuestro colega Jose Vicente había plasmado, en la que buscamos un cuento, con sus giros y reveses. Un cuento que nos llame a la fantasía. Y por eso he de relatarles una historia, donde los personajes reales han sido cambiados en parte, no se ni porqué...
Érase una vez una soberana en un pequeño reino anclado en el pasado, haciendo lo posible por sacar adelante su reinado, en una tierra árdua, donde los privilegios escaseaban , y las necesidades eran muchas y tan apremiantes...
Erase una vez una labor casi infinita, loable, pero muy ingrata: Dar a cada cual lo que le corresponde y cuando le corresponde no es una labor que se suela agradecer, por mas que una soberana como nuestra protagonista se esfuerce. Ni el encanto de mil hadas, ni la olla llena de oro al final del arcoiris son suficientes para colmar ese deseo de unos subditos cada vez mas insurrectos y desagradecidos con la reina que el Destino les quiso dar.
Erase, por otro lado, un Festival de Eurovisión celebrado en Birmingham en 1998, donde el televoto, con sus virtudes y defectos, estaba apenas instaurándose, y donde un pais como Rumania envió a una frágil cantante, Malina Olinescu, como su segunda embajadora eurovisiva, tras muchos años relegada al olvido. Ella, con su traje dorado, elaborado por las mas bellas costureras de su lejana comarca, nos contó en su Eu cred, que ella creía que su enamorado la escucharía, y le imploraba una señal en el cielo. A cambio, solo seis puntitos le cayeron, todos ellos desde el, a postre vencedor Israel, y a su pais le tocó conformarse con otra relegación mas, tras el vigesimosegundo lugar obtenido...Triste final tuvo esta cantante hace poco. Paz sea en su tumba.
Y es que de sueños rotos como un cristal que se cae desde lo mas alto está lleno mi cuento de hoy. La carroza de la Cenicienta se volvió una vieja y ajada calabaza, tras el hechizo temporal que se había surtido sobre ella. Porque, en mis cuentos, a veces parece que la Bruja envidiosa y malvada se sale con la suya, sin redimir su pecado, sino regodeándose en su crapulencia. La última cerilla de la caja se ha apagado, y en lugar de encontrar mi reposo perpetuo, sigue mi oscuridad. En este cuento no hay final feliz...
Wendy
,,,y porque no hay final felíz, tal vez por eso, y solo por eso, no sea un cuento. Pero igual quedan los sueños, los anhelos, las expectativas de un mundo mejor...
ResponderEliminarbesos y abrazos marteros.
En esta realidad, al mundo de los cuentos se les empieza a dar la vuelta. Ahora la soberana cuando grita aquello de ¡Que les corten la cabeza!, lo pide de verdad y sin importarle las consecuencias.
ResponderEliminarGracias Wendy y un abrazo
Reinas incomprendidas, súbditos díscolos, cosas de cuentos porque suele suceder que las reinas son soberbias y los súbditos apechugan. Todo es posible en los cuentos, creo que existen reinas buenas, cabe soñar finales felices.
ResponderEliminarBesitos cantarines.
Es que los cuentos no siempre tienen final feliz, peo aún así tenemos que seguir confiando en que la magia y la fantasía lo pueden todo.
ResponderEliminarUn besito
Yo creo que el final es el normal, que las campañas de boda y las brujas que se caen por un precipicio acosadas por los enanos sólo ocurren en los cuentos.
ResponderEliminarQue en nuestro cuento del día a día, la bruja mala y verrugosa, panza acuosa, pelos como escarpias en el bigote, faja y rulos, trabaja en la universidad o se queda con el mejor trozo de tarta, se casa con el rico y vive de renta, saca el número uno de la oposición sin presentarse a examen... esas cosas que nos dejan mal sabor de boca, como ese vigesimosegundo lugar...
Besito y café con mucho cariño. A veces, las cartas tardan años...
Yo lo que pienso es que el cuento no ha terminado, tal vez igual que tu protgonista, más personas traten de dar a cada cual lo que le corresponde y algún día ello resulte.
ResponderEliminarY esto que te digo no es un cuento, me ha salido exactamente la teoría de la "mano invisible".
Besos Wendy.
No sé yo si es un cuento, los cuentos vienen de contar?? ¿no? Pues algo si que nos has contado de una soberana, verdad? pero mira que estoy pregutona. Wendy, tú sabes ese cuento de pan y pimiento? Yo tampoco se me olvidó, me cachis.
ResponderEliminarUn abrazo soberano :)
Mira Wendy, quizás el cuento aun no se ha acabado y puede ser que al final tenga un final feliz, aunque le cueste mucho a esa reina. Recuerda el cuento está inacabado
ResponderEliminarUn abrazo
Me ha dado mucha pena, que sensibilidad escribiendo!
ResponderEliminarReinar no ha de ser fácil, más si se pretende ser justa y equitativa, claro, todo cuento tiene su vuelta de tuerca... solo que la reina no lo ha encontrado aún, y por lo que veo tiene poca ayuda. De todos modos la vida continúa, el tiempo sigue transcurriendo y se pueden esperar finales felices... quizá haya que esperar algunos capítulos más. Que la reina no decaiga!
ResponderEliminarBesitos al vuelo!
Gaby*
ummmmmmmm creo que prefiero los cuentos con final feliz,de esos que hasta tienen corazoncitos y música acorde cerrando el cuadro final...jejeje claro que en al vida real los finales son mucho menos perfectos que los que uno imagina en los cuentos!
ResponderEliminarUn abrazo juevero.
La labor de reinar, de procurar el bien común de los súbditos es a veces, cuando se quiere ejerccer con ecuanimidad, impartiendo justicia, bien ingrata y reporta pocas o ninguna satisfacción. Tal vez tan sólo el que proporciona una labor bien hecha. Le ocurrió a la representante rumana. Una gran voz que no tuvo el reconocimiento de aquellos que la juzgaban. Mal fin ha tenido esa joven de magnífica voz.
ResponderEliminarUn abrazo.
Yo me quedo con la teoría de muchos compis jueveros de que el cuento aún no ha terminado, porque me niego a que no termine con un final feliz. ¿Qué fue del "y fueron felices y comieron perdices"? Un beso.
ResponderEliminarHay algo en los cuentos que una amiga interpreta en sus pinturas y es la crueldad que hay en muchos de ellos, ¿Hansel y Gretel? el miedo, personajes siniestros, los castigos se apodera de los niños, con lo cual ¿cabe pensar que estos estén realizados para los adultos? Este cuento tuyo podría ser eso aquel que busca alimentarse de placebos de la felicidad con un final abierto pues si es un cuento necesita un ingrediente final... Lo mismo este cuento tiene otro final que nosotros no podemos alcanzar ¿no crees?...
ResponderEliminarBesos
Querida Wendy los cuentos son cuentos con final feliz o sin el, demosle un giro con nuestros deseos, nuestros sueños,nuestro trabajo y esfuerzo.
ResponderEliminarMi besos.
¿y si le ponemos alegría a la infelicidad? por que en la infelicidad...a ver, y a modo de ejemplo, puede ser que fuera un lugar con una hambruna de los mil demonios, un lugar que pasa hambre por que..no sé...por que quizá sus habitantes hace muuucho fueran malos...se diera que por las mañanas su personajes se levantaran con la sonrisa puesta...¿por qué? por ejemplo por que otro día resultaba que estaban vivos y coleando...por que resultaba que los seres esos podían ver medio llorar a sus hijos...hijos con esperanza, esa esperanza de los papás que se decían a sí mismos por las mañanas: mi hijo tendrá otra vida distinta a la mía por que para ello me esfuerzo...y es que la esperanza, pienso yo, wendy, puede ser un buen amarradero al cual asirse para , al menos, esbozar una sonrisa que casi casi te acerque a la felicidad por las mañanas en un lugar con hambre.,..
ResponderEliminarhe dicho...
medio beso.
Me has traído a la memoria el cuento de la pequeña cerillera, uno de los que más me ha hecho llorar de niña, y aún ahora si me atreviera a leerlo de nuevo, me temo. Justo y bello homenaje el que le haces a la cantante olvidada y sus tristes 6 puntos.
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