Hola a tod@s:
Bien dicen que pueblo pequeño, infierno grande. Y si que lo es cuando llega alguien extraño, como una forastera que soy yo. Allá, a olvidarme de mis tacones de diseñador por un valor estimado y equivalente a 100 euros, allá en zapatillas deportivas, que se llenarán de mas tierra que la que vio Colón el 12 de octubre pero me relajan mas. Y a padecer por los continuos cortes de energía, en un Despacho que tiene no una gotera, sino que tiene en su tejado la evidencia del asteroide que mató a los dinosaurios, ah, porque esperar soluciones de la administración judicial es como pedirle peras a un olmo. No se ni para qué pregunto si ya me se la sempiterna respuesta: "No hay presupuesto" ( bueno, a veces la varían por "no hay plata").
Mi querido pueblo es uno de esos de la "Colombia profunda" donde los políticos cumplen a rajatabla ese dicho de los romanos del "pan y circo": Puede no tener unas vías que valgan la pena, el alcantarillado es una vergüenza, las inundaciones, toda una amenaza constante, la salud es para correrle un tupido velo, pero mientras haya carnavales en febrero, que la gente se coma el marrón. Y no hablemos de la educación: si las maestras de los lideres del mañana son esa pandilla de marujas que me acompañan en el bus de las 6 de la mañana, que despotrican de medio planeta y al otro medio lo tienen en remojo para el día siguiente, pues estamos hechos. Son mas temibles que deberle dinero a la mafia rusa o japonesa, pero con vestidos de rebaja en un todo a cien y un cardado de esos que manda a tomar por culo a la capa de ozono. Ya hasta las saludo mas por miedo que por cortesía. Igual, ya me habrán puesto mas que verde...

Hace poco estuve en un consejo de seguridad del pueblo. Para que se hagan una idea, es como una de las juntas de vecinos de
"Aqui no hay quien viva", pero sin propiedad horizontal de por medio. E igual, ejercí mi derecho democrático como
"fuerza viva del municipio" ( alguna vez me he preguntado si hay "fuerzas muertas") a quejarme de algo y que todo siga igual, o peor, si cabe. Como el caso de los locos de mi pueblo. Si, como lo leeis:
Locos. Por alguna razón
SEK (para abreviar el nombre del pueblo, que es muy largo) tiene entre su
"farándula local" locos de todos los pelambres, y todos atinan a pasar por mi Juzgado: entre la que se
maquilla como si la cogieran con la escopeta de Homer Simpson, otro sordomudo que pasa con una yuca en la mano como si fuera porra de policía, otra que sale con unos harapos malolientes que desconocen el concepto "aseo" desde hace mucho tiempo y la que sale gritando en la mitad de la plaza con un teléfono móvil de juguete en la mano y un paraguas destartalado son todo un repertorio
como pa´mear y no echar gota...

1986 fue un año interesante para
Portugal (de ahi el diseño de colores de algunos de mis libros), nuestro pais invitado al post de hoy: Ese año, junto a su vecina
España, ingresaron a las entonces Comunidades Europeas. Y aunque en
Eurovisión si que llevaban muchos años compitiendo, a sol de hoy son
siempre la madrina, nunca la novia, la típica delegación que, aunque tenga
mas moral que el Alcoyano, no se come ni una rosca. En
Bergen/86, pasaron de baladas como en años inmediatamente anteriores, y mandaron a
Dora como su embajadora musical a tierras noruegas. Madre mía, yo a esta la veo con esos trapitos y enseguida me recuerda a la loca del maquillaje a lo
Homer Simpson de la que les hablo. Sobre todo por ese peinado a lo gallina matada a escobazos. Por mas que ese año la
pachangada estaba a la orden del día, en uno de los festivales mas horteras de los que se haya tenido noticia, los lusitamos siguieron sumando otro fracaso mas a la hucha que deben tener a tope, pues el
Não sejas mau para mim apenas recaudó 28 puntitos y un decimocuarto lugar que ya eran algo habitual en esta delegación. Para ellos, poco mas, poco menos, cualquier punto era una bendición para esta Cindy Lauper descafeinada y de baratillo a la portuguesa.
Yo solo espero que, el tiempo en que esté aqui, inundaciones mediante, la próxima loca del pueblo no sea yo misma, mientras sigo en la nada grata labor de impartir justicia. Pero la que quiere azul celeste, que le cueste, diría mi abuela. Y aunque a veces creo que la que entre muchos elige, con lo peor se queda, tambien es cierto que no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista. Mejor reir por no llorar. Por algo dicen eso de "la risa, remedio infalible".
Besos a tod@s
Wendy